martes, 14 de octubre de 2014

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Arte y diversidad sexual
Tema del mes de: Cuadernos de Pedagogía (ISSN 0210-0630), n. 449 (2014-10)

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La diversidad afectivo-sexual y de género está presente en las aulas, pero se mantiene oculta. Este Tema del Mes postula la Educación Artística como una herramienta para visibilizar esta realidad y fomentar el desarrollo creativo del alumnado y del profesorado que quiere vivir con normalidad su diversidad sexual. Frente a la heteronormatividad, o incluso la homofobia, distintas experiencias de aula impulsan la expresión personal, la creatividad, el debate y la reflexión en torno a opciones sexuales, roles de género y estereotipos. Subyace una mirada nueva, que se aleja de tabúes y miedos, y defiende la promoción de los derechos humanos y las libertades.

Tema del mes: Arte y diversidad sexual / coord. Ricard Huerta
46 / Presentación
48 / La Educación Artística como motor de cambio social / Ricard Huerta
51 / Complejidad y sensibilidad / Lander Cavelhe e Imanol Aguirre
54 / Contar la diversidad familiar en el aula / Autoría compartida
58 / Desde el arte contemporáneo, traspasar los límites impuestos / Laus Fullana Gomila
61 / Quiero ser Queer-ARTecno-CREATIV@ / Víctor Parral Sánchez
64 / Una cuestión de género / Liliane Inés Cuesta Davignon
68 / Docentes en formación y diversidad sexual / Paloma Rueda Gascó y Amparo Alonso-Sanz
71 / Para saber más / Ana Maeso Broncano

La Educación Artística como motor de cambio social / Ricard Huerta · Director del Instituto de Creatividad e Innovaciones Educativas de la Universitat de València
En: Cuadernos de Pedagogía (ISSN 0210-0630), n. 449 (2014-10), p. 48-50. Tema del mes: Arte y diversidad sexual.


El territorio del arte permite reflexionar y actuar sobre la realidad. Desde la Educación Artística se pueden aprovechar numerosos recursos para mejorar y transformar esta realidad en base a criterios como el respeto, la colaboración y la equidad. El autor del artículo propone una defensa de los derechos humanos a partir de las geografías del arte y sugiere encaminar los esfuerzos hacia una mayor aceptación de la diversidad sexual en las aulas.

A pesar de las constantes regresiones que está padeciendo la educación en artes dentro del currículo oficial, numerosos profesionales y colectivos seguimos manteniendo una apuesta por la innovación y el desarrollo. El impulso que están adquiriendo iniciativas como las artografías (a/r/tographies) o la investigación basada en las artes (Arts Based Research) constituyen una buena muestra de este afán por mejorar y adecuar las artes a los nuevos entornos educativos. Dentro de este espíritu de mejora introducimos un factor clave para definir una posible hoja de ruta: la Educación Artística como motor de cambio social. Para ello abordamos la diversidad sexual desde la Educación Artística, visibilizando así una realidad social y cultural que sigue ausente en las aulas. Mediante reflexiones y propuestas fomentamos el desarrollo creativo y artístico del alumnado y del profesorado para que puedan vivir con normalidad su diversidad sexual. Las experiencias que se están llevando a cabo en las aulas de Primaria, de Secundaria y de la universidad serán el foco de atención del monográfico que sigue.

Personas de todas las edades están sometidas a discriminaciones de orden legal, cultural, educativo y político a causa de la homofobia y de la heteronormatividad, lo cual influye negativamente en su salud y su bienestar. El alumnado y el profesorado que asume su diversidad sexual como una opción personal legítima ve mermadas sus posibilidades de llevar una normalidad académica y laboral en este sentido, lo cual es un síntoma de debilidad del sistema educativo ya que se trata de una cuestión directamente relacionada con los derechos humanos, el ejercicio de la democracia y la responsabilidad social (Council of Europe, 2011). Desde el arte se abren diversas posibilidades de acción, entendiendo la Educación Artística como una geografía que atiende a la relación entre los individuos y su entorno. Nuestra mirada y nuestra reacción como creadores y usuarios de imágenes son la clave de esta apertura al conocimiento y la interacción.

Revisar, visibilizar y mirar sin tabúes
El desarrollo de las teorías queer y de los feminismos supone elaborar nuevos discursos en relación con el cuerpo y los espacios por los que transita. Los postulados queer (término inglés que podría traducirse como "raro" o "anormal") parten de una revisión del concepto de género, dudando de la validez de dicotomías como "hombre-mujer", "masculino-femenino", "homosexual-heterosexual", las cuales constituyen en realidad calificaciones de orden cultural (no natural), apostando por una validación equilibrada y porosa del conjunto de las identidades sociales, todas igualmente anómalas. La visibilización y la crítica del engranaje que articula el esquema masculinizante de nuestra sociedad propicia una mirada sin tabúes y un empoderamiento en muchos ámbitos que antes parecían intocables. Artistas como Miguel Ángel o Caravaggio tuvieron que someter su sexualidad al rigor que exigían el poder religioso y los esquemas dominantes. Por el contrario, hoy podemos elaborar lecturas desprejuiciadas de las obras de David Hockney, Pierre et Gilles o Nan Goldin sin tener que evitar su trama sexual. Le pregunté a mi alumnado universitario si me podía explicar la diferencia entre sexo y género. Inicialmente no entendían qué motivos había para tratar estos temas en las clases de arte. Entonces les hablé la obra de Keith Haring, Pepe Espaliú, Wolfgang Tillmans, Cabello-Carceller, Gilbert & George, Carlos Motta o Félix González-Torres. Intentar comprender a estos artistas sin tener en cuenta su implicación en la lucha por los derechos de lesbianas, gais, bisexuales y transexuales (LGTB) es muy complicado. O como mínimo confuso (Lord y Meyer, 2013). Esconder estas realidades resulta anacrónico, del mismo modo que cuesta entender por qué motivo en algunos catálogos, libros o exposiciones sobre Francis Bacon, Robert Rauschenberg, Jasper Johns, Jackson Pollock o Cy Twombly se insiste en ocultar su opción sexual, de manera que perdemos buena parte de la perspectiva y de sus posibles lecturas.

Si ocultamos a nuestro alumnado estas realidades que afectan a la vida y la obra de grandes artistas perpetuamos un registro de actitudes homófobas y recalcitrantes. Evidenciamos de manera preocupante que no se introducen en las clases las imágenes que desde las artes han venido afianzándose en el imaginario popular de la diversidad sexual, como por ejemplo el triángulo rosa, con el cual los nazis marcaban a los homosexuales a quienes después ejecutaban en campos de exterminio durante la II Guerra Mundial. Transformar este símbolo para evitar la humillación de personas inocentes supone respaldar los derechos humanos. La lucha contra el SIDA convirtió el triángulo rosa en símbolo reivindicativo de los derechos del colectivo gay. Otro icono visual de la diversidad sexual es la bandera de seis colores, signo de identidad en la lucha por los derechos LGTB que se produce tras los disturbios en 1969 de Stonewall Inn, el mítico local del Greenwich Village de Nueva York. La estética propia de la diversidad sexual está al alcance de nuestro alumnado en los videoclips de Lady Gaga, Madonna, Pet Shop Boys, Culture Club, George Michael y tantos otros ejemplos que inundan la red. ¿Por qué motivo no nos acercamos a estas muestras de la cultura popular para analizar las imágenes que representan? ¿Es por la misma razón que no estamos revisando en clase films tan recomendables como “Philomena” (Stephen Frears, 2013), “Contracorriente” (Javier Fuentes-León, 2009), “Milk” (Gus Van Sant, 2008), “Brokeback Mountain” (Ang Lee, 2005), C.R.A.Z.Y. (Jean-Marc Vallée, 2005), “El banquete de boda” (Ang Lee, 1993) o “La calumnia” (William Wyler, 1961)?, ¿O acaso no resultan fascinantes las filmografías de directores como Almodóvar, Pasolini, Fassbinder, Jarman, Pons o Lichtenstein?

Resultaría muy eficaz que desde el cine y la música atendiésemos a la cultura visual que generan los postulados LGTB para abordar los problemas de quienes se enfrentan a realidades diversas en lo referido al género y la identidad sexual. Con ello instauramos un ambiente de respeto hacia los diferentes posicionamientos, impulsando desde la educación criterios equitativos, facilitándoles los recursos pertinentes a las personas que lo necesiten, y teniendo en cuenta que contamos con organizaciones de apoyo que conviene conocer. La Educación Artística puede articular un nuevo engranaje para reivindicar la diversidad a través de la cultura visual, dotando al alumnado de estrategias que fomenten los derechos humanos, la creatividad, la economía emprendedora y la generación de conocimiento compartido. […]

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